Aún tuve tiempo de rastrear las pocas tiendas de tebeos viejos que quedan en el Salón del Cómic, y añguna joyita rescaté para mi colección.
Y en cuanto a las exposiciones, no dudo en decir que son lo mejor que tiene actualmente el evento, junto con los invitados de excepción, claro está.
Rascando en las expos, encontré hasta cuatro páginas originales de Mortadelo, dos pertenecientes a ¡Silencio, se rueda!, en la muestra de cómics del oeste y otras dos de ¡Por Isis, llegó la crisis!, en la exposición sobre recortes en las historietas. Magistral la viñeta del saloon lleno hasta la bandera de gente belicosa, que recuerda a la escena de la batalla campal del Mundial 78.
Lamentablemente no estuve en la sesión de firmas del maestro Ibañez, que me imagino con una larga cola kilométrica, como siempre. Asistí a una conferencia sobre Ambrós, en la que se habló de Ibáñez como amigo del dibujante del Capitán Trueno, que acudía a casa de este a charlar , pues Ambrós no tenía la costumbre de acudir por la redacción. También estuve en la presentación del Gran Catálogo de la Historieta de Tebeosfera, y me cercioré de que la obra de Ibáñez estuviera debidamente reflejada en ella.
Para terminar esta breve reseña, dos curiosidades: estos Mortadelo y Filemón acartonados, con los colores comidos por el sol, en una tienda de electrodomésticos entre La Feria y las Ramblas.
Y la segunda curiosidad pertenece a Carlos Azagra y Encarna Revuelta, que en un viaje de metro se encontraron al propio Ibáñez y estuvieron charlando distendidamente con él de sus batallitas tebeiles. Ibáñez viaja en metro, ¡y pasa desapercibido!
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