Muy amablemente Rubén Garrido ha escrito unas palabras para este blog comentando su experiencia como premiado en el concurso del Mortadelo de Oro. En su web http://www.rubengg.com/ en la sección de historietas podrán ver la historieta ganadora así como detalles curiosos.
"Recuerdo mi MORTADELO DE ORO de 1984 con mucho cariño. Intenté presentarme en la anterior edición pero no lo conseguí . Me presenté con Jugando a espías y el segundo premio fue casualmente para otro granadino: Francisco Alaminos.
Una vez en Barcelona, mi interés era visitar la editorial Bruguera. Insistí en ello y ,a pesar de los representantes de la editorial, conseguí que me llevasen.
Después de la visita, comprendí por qué se resistían: un gran estudio con un montón de mesas... vacías. En un rincón unos cuantos currantes se dedicaban a remontar páginas antiguas para llenar de cualquier manera las publicaciones que todavía sacaban. Las personas que me acompañaron en la visita se liaban ellas mismas diciéndome que tenían grandes planes, que estaban preparando no sé qué, que la Generalitat estaba dispuesta a ayudar para remontar la situación... eran, ellos mismos, personajes de Bruguera. Es curioso. La escuela bruguera que cuenta una forma de ser: chapuzas a domicilio, solterones, agentes de información inútiles... y una época de España, se dibujó y se imprimió en Cataluña.
Subiendo las escaleras desde la recepción me parecía que iban a bajar por ellas Gordito Relleno, Pepe Gotera o Don Pío. Aquellas oficinas eran un tebeo de la Bruguera.
Las dos páginas con las que gané el premio pasaron a ser propiedad de la editorial. La última vez que las vi fue en las ofinas de Bruguera. Estaban enrrolladas dentro de una papelera.
A raíz del premio me ofrecieron preparar una serie para sus revistas indicándome que el final de las historietas tenían que ser más tipo Bruguera, no como el de Jugando a espías. Se aferraban a un tipo de historietas que, evidentemente, estaban ya acabadas. Llegué tarde para aquello.
La entrega de premios fue en una sala de fiestas. Por el dinero, 300.000 pts (1.800 euros) y por la proyección que tenía :la noticia corría por las agencias, salía en los periódicos y el teléfono no paraba de sonar, el MORTADELO DE ORO era el premio de historietas más importante de la época. A pesar de ello, en la entrega de premios había poquita gente. En el ambiente de la historieta del momento (la modernidad también arrasaba en la historieta con la revista Madriz) no se le daba mayor importancia porque, realmente, aquello estaba acabado. El jurado fue Cesc, José Luis Martín, Francisco Ibáñez, Chumy Chumez y Montserrat Vives y José Luis Sagasti por editorial Bruguera. Y entre los asistentes recuerdo a TRAN que era como las caricaturas que él hacía; muy buenas por cierto. Hablé con él un rato y hablé también con RAF. Con quien no hablé fue con Toutain que también se pasó por allí. La idea que tenía de sus publicaciones y de la revista Totem es que aquellas publicaciones no eran un boum, como se decía entonces, de la historieta. Yo aquello lo veía entonces y lo veo ahora como un crack. Aún así, si esa fiesta fuese hoy, sí hablaría con Toutain.
Yo entonces publicaba en Madriz mi serie Destino Madrid. Estaba en lo moderno por un lado y con el MORTADELO DE ORO, en el tebeo de toda la vida. Estaba en todas partes y en ninguna. Ni se me pasó por la mente entonces, pero hubiese sido fabuloso poder publicar Jugando a espías en la revista Madriz.
Vuelvo al principio. A pesar de no conseguir trabajar, a pesar de haber llegado tarde, recuerdo el MORTADELO DE ORO con mucho cariño: el viaje a Barcelona, llegar al hotel, las entrevistas y el ser reconocido por mis historietas que hacía tan alejado de Barcelona o Madrid donde, realmente, se cocía el tomate.
Después de la entrega de premios, una amiga catalana, Mercedes, me llevó por bares y garitos exhibiendo el Mortadelo.
Volviendo a Granada, en el aeropuerto, la guardia civil me hizo abrir el equipaje. Allí llevaba la estatuilla. Un guardia civil dijo:"¡Anda, el MORTADELO DE ORO!".
"Recuerdo mi MORTADELO DE ORO de 1984 con mucho cariño. Intenté presentarme en la anterior edición pero no lo conseguí . Me presenté con Jugando a espías y el segundo premio fue casualmente para otro granadino: Francisco Alaminos.
Una vez en Barcelona, mi interés era visitar la editorial Bruguera. Insistí en ello y ,a pesar de los representantes de la editorial, conseguí que me llevasen.
Después de la visita, comprendí por qué se resistían: un gran estudio con un montón de mesas... vacías. En un rincón unos cuantos currantes se dedicaban a remontar páginas antiguas para llenar de cualquier manera las publicaciones que todavía sacaban. Las personas que me acompañaron en la visita se liaban ellas mismas diciéndome que tenían grandes planes, que estaban preparando no sé qué, que la Generalitat estaba dispuesta a ayudar para remontar la situación... eran, ellos mismos, personajes de Bruguera. Es curioso. La escuela bruguera que cuenta una forma de ser: chapuzas a domicilio, solterones, agentes de información inútiles... y una época de España, se dibujó y se imprimió en Cataluña.
Subiendo las escaleras desde la recepción me parecía que iban a bajar por ellas Gordito Relleno, Pepe Gotera o Don Pío. Aquellas oficinas eran un tebeo de la Bruguera.
Las dos páginas con las que gané el premio pasaron a ser propiedad de la editorial. La última vez que las vi fue en las ofinas de Bruguera. Estaban enrrolladas dentro de una papelera.
A raíz del premio me ofrecieron preparar una serie para sus revistas indicándome que el final de las historietas tenían que ser más tipo Bruguera, no como el de Jugando a espías. Se aferraban a un tipo de historietas que, evidentemente, estaban ya acabadas. Llegué tarde para aquello.
La entrega de premios fue en una sala de fiestas. Por el dinero, 300.000 pts (1.800 euros) y por la proyección que tenía :la noticia corría por las agencias, salía en los periódicos y el teléfono no paraba de sonar, el MORTADELO DE ORO era el premio de historietas más importante de la época. A pesar de ello, en la entrega de premios había poquita gente. En el ambiente de la historieta del momento (la modernidad también arrasaba en la historieta con la revista Madriz) no se le daba mayor importancia porque, realmente, aquello estaba acabado. El jurado fue Cesc, José Luis Martín, Francisco Ibáñez, Chumy Chumez y Montserrat Vives y José Luis Sagasti por editorial Bruguera. Y entre los asistentes recuerdo a TRAN que era como las caricaturas que él hacía; muy buenas por cierto. Hablé con él un rato y hablé también con RAF. Con quien no hablé fue con Toutain que también se pasó por allí. La idea que tenía de sus publicaciones y de la revista Totem es que aquellas publicaciones no eran un boum, como se decía entonces, de la historieta. Yo aquello lo veía entonces y lo veo ahora como un crack. Aún así, si esa fiesta fuese hoy, sí hablaría con Toutain.
Yo entonces publicaba en Madriz mi serie Destino Madrid. Estaba en lo moderno por un lado y con el MORTADELO DE ORO, en el tebeo de toda la vida. Estaba en todas partes y en ninguna. Ni se me pasó por la mente entonces, pero hubiese sido fabuloso poder publicar Jugando a espías en la revista Madriz.
Vuelvo al principio. A pesar de no conseguir trabajar, a pesar de haber llegado tarde, recuerdo el MORTADELO DE ORO con mucho cariño: el viaje a Barcelona, llegar al hotel, las entrevistas y el ser reconocido por mis historietas que hacía tan alejado de Barcelona o Madrid donde, realmente, se cocía el tomate.
Después de la entrega de premios, una amiga catalana, Mercedes, me llevó por bares y garitos exhibiendo el Mortadelo.
Volviendo a Granada, en el aeropuerto, la guardia civil me hizo abrir el equipaje. Allí llevaba la estatuilla. Un guardia civil dijo:"¡Anda, el MORTADELO DE ORO!".
Rubén Garrido. Octubre, 2006
8 comentarios:
¡Qué pena lo de la oficina vacía! Parecería Torrente en versión Bruguera...
Una crónica estupenda, impagable. Gracias Rubén.
Y gracias Mortadelón. Este blog es grande por rescatar del olvido cosas como el Mortadelo de Oro.
Gracias igualmente. Y aunque hayan pasado mas de 20 an~os, pues felicidades.
Yo recuerdo a Rubén Garrido cuando estuvo en Zaragoza. Fue invitado por las Jornadas del Cómic, en su segunda edición, creo que en 1984 o 1985. Impartió una serie de charlas o talleres de creación de tebeos, entre los asistentes estuvimos Isidro Ferrer, Víctor Gomollón y yo.
Gracias al maestro Garrido por ese impagable testimonio que nos hace tener una idea clara de como fueron las últimas horas de la Editorial Bruguera.
Como ya dije en otro comentario, me alegré mucho de niño que ganase ese premio alguien de Granada. Era un poco surrealista que mi barrio apareciera nada menos que en el Mortadelo. ¡Seguro que hasta comprábamos los tebeos en la Plaza de la Mariana!
Una descripción hermosa de las últimas bocanadas de vida de la editorial de mi niñez.
Gracias Maestro Garrido
Una crónica entretenida, curiosa y encima ¡de primera mano! ¡Saludicos!
Es triste ver (o mejor dicho recodar) como una gran editora murio por anclarse al pasado. saúdos e apertas
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