Quizás sea el momento de contar una historia verdadera o tal vez inventada, pero que sin duda pudo pasar.
Corren los años 60 y el maestro Ibáñez se ve requerido por sus editores a crear nuevos personajes. Además los anunciantes lo quieren a él por encima de cualquier otro para ilustrar sus marcas. Mortadelo tiene aceptación entre los lectores, las encuestas lo demuestran. Junto con 13, Rué del Percebe, son las series de más éxito.
-Ibáñez, ¿qué me dice de una página doble central de Mortadelo?.
-Pues le digo que a todo no llego, no llego. Son demasiadas páginas a la semana, y aún trabajando 28 horas al día no doy abasto.
-Ea, ea. Le pondremos entintadores, más entintadores. Usted aboceta, y listo.
-Bueno Ya veremos.
Primera baja, Don Pedrito, personaje publicitario de un cóñac.
-Bien, que no puede con Don Pedrito, no pasa nada. Habrá que buscarle un sustituto. Alguien que le sea fiel a su estilo, para que los lectores no lo noten.
-Pues mire, uno de mi quinta, Blas Sanchís, no se le da mal. Lo conozco y sé que hará un buen trabajo.
-Pues no se diga más, le daremos el puesto.
-Gracias, gracias. Me quita un peso de encima.
La década de los 60 llega a su fin. El trabajo de Ibáñez crece de manera desproporcionada.
-Si me parece bien, dibujar a Mortadelo y tal con más detalle, aventuras largas, al estilo "europeo". Pero eso me llevará más tiempo, más tiempo. ¿De donde lo saco?.
-Calma, Ibáñez. ¿Sabe cual es el requisito que pedimos a los dibujantes que llaman a nuestra puerta? "O dibujáis como Ibáñez, o no hay nada que hacer". Estamos creando clones suyos que le salvarán de esta situación. Tiempo al tiempo. Y no se preocupe, que le buscamos entintadores para todas sus historietas. Siga con lo suyo.
Gran Pulgarcito fenece, pero Mortadelo no sólo sobrevive al envite, sino que se multiplica en diversas publicaciones con su nombre.
-Mire, ambos conocemos a Osete, y seguro que hará un buen trabajo con Mortadelo. Además el señor Toledano con el 13, Rué, una de las series más trabajosas de hacer, no le defraudará.
-Pero Osete le da más al realista, cosas como "Capitán Trueno".
-También hace humor. Es un profesional como la copa de un pino, y seguro que sus Mortadelos están a la altura.
-De acuerdo, de acuerdo. Yo supervisaré las historietas.
-Y para las portadas, quién mejor que Sagasty. Cuando usted nos falle, ahí le tendremos. ¿Qué le parece?
-Unos recambios aceptables. Pero los lectores darán su veredicto.
El éxito de Mortadelo y Filemón es devastador. La editorial decide actuar.
-Que sí, que sí. Mortadelos en todas las publicaciones. El público lo pide. Si no lleva Mortadelo, no lo compran. Se merece una corona, Ibáñez.
-Esto es demasiado, demasiado. Se va a quemar el personaje. ¿Cómo vamos a llenar los recopilatorios con tanto Mortadelo?
-Usted centrese en las portadas y en las aventuras largas. El resto déjemelo a mi.
-El otro día vi a Mártinez Osete, y no parecía muy contento. Claro, no son sus personajes.
-Pues buscaremos otros dibujantes. Guionistas tenemos de sobras. Si no, yo mismo puedo darles argumentos. Si total, siempre pasa lo mismo en esas historietas.
-Bueno, bueno. No quiero saber nada. No están bien, no tienen calidad, la gente lo notará.
-No lo notarán, mire estas muestras. Son como usted, igualitos. El mismo trazo. Sus discípulos. Este es de Ramón, este otro de Miguel, aquí uno de David... Y para los guiones tenemos a Jaume, toda una promesa, o a Jesús, o a Francisco, o si no que nos copien historietas antiguas, que las pongan al día. Tan claro como el agua. Va a haber Mortadelos en todas las revistas, en todas.
-Usted verá, usted verá.
Llega un punto, en que si se reúnen todas las historias publicadas en un mes, hay más apócrifas que originales de Ibáñez.
-Quédese con las portadas, Sacarinos, Rompetechos, Mortadelos. Es lo que la gente ve primero. Si ven su portada, comprarán la revista. ¿Ve que descansadito está ahora? Si hasta le hemos encargado a uno de sus "pupilos" que nos haga un par de aventuras largas.
-Qué voy a decir. Una cosa eran entintados, pero hemos llegado a un extremo...
-No se queje, ahora tiene más vacaciones.
Mediados de los 80, una época turbulenta. Ibáñez ha de ser operado del cuello. Algo se rumia en el ambiente. La editorial está casi en la ruina.
-Ahora que no está el "Gran I", montamos un Equipo Bruguera, y a seguir tirando del carro. Mortadelo habrá para rato. Pero menos Sacarino, ni Fujiyama ni porras. Aquí, aventuras de los agentes. ¿Me oís?.
El Grupo Z compra el fondo editorial de la fenecida Bruguera, y continúa con la gallina de los huevos de oro, apadrinada por el Bruera Equip. Ibáñez, por su lado, trabaja con su propio equipo en Grijalbo, y tras un juicio, consigue los derechos de sus personajes.
-Mis condiciones: nada de Bruguera Equip. Traigo mi propio equipo de "suplentes", gente muy maja. Y mi firma ha de aparecer, al menos en lo que abocete. Que a 20 páginas al mes (más portadas) no llego. Y todo lo que no era mio allí en Bruguera, no quiero ni volverlo a ver. A partir de ahora, todo que huela a Mortadelo, olerá a Ibáñez.
-Por supuesto, lo que usted diga. Quemaremos las historietas de Osete, las de Casanyes y de todos los demás.
-Eso. Bueno, la del "caso de los párvulos" la puede dejar, que me hace gracia. Pero del resto, ni sombra.
Los 90: cierran las revistas, y Mortadelo se queda solo ante el peligro. El nutrido grupo de "ayudantes" se disuelve. Solamente entintadores, y coloristas permanecen a su lado, pero al fin, tras casi 40 años de dictadura editorial, Ibáñez puede decir que estos Mortadelo y Filemón, son suyos del todo... ¿O no?
Se llegó a un punto en que cualquiera podía dibujar a Mortadelo.