Qué tiempos aquellos, en el que con los tebeos además de divertirse se aprendía. En la mayor parte de los semanarios de los 60, a pie de página, se nos administraba nuestra ración de cultura popular con sentencias y lapidarias, que, al cabo, aportaban su granito de arena a nuestro conocimiento.
El caso que nos ocupa, en el que se ve implicado nuestro amigo Rompetechos, nos narra la apasionante vida de los vikingos normandos con una descripción de los ritos, de los drakkars, y una bien documentada explicación de su expansión histórica. De autor anónimo, como era habitual en estos casos,el texto viene acompañado con ilustraciones, que bien podían haberse sacado de las joyas literarias juveniles o los clásicos ilustrados.
Leer y aprender, ¡cuánto añoro aquellos tebeos!.
El caso que nos ocupa, en el que se ve implicado nuestro amigo Rompetechos, nos narra la apasionante vida de los vikingos normandos con una descripción de los ritos, de los drakkars, y una bien documentada explicación de su expansión histórica. De autor anónimo, como era habitual en estos casos,el texto viene acompañado con ilustraciones, que bien podían haberse sacado de las joyas literarias juveniles o los clásicos ilustrados.
Leer y aprender, ¡cuánto añoro aquellos tebeos!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario