Ibáñez saloneando por Zaragoza

El sábado fue un día grande en el VIII Salón del Cómic de Zaragoza. A las 11 en punto de la mañana, unos cuantos que pupulábamos por ahí, pudimos acercarnos al maestro, que se encontraba junto al stand de 1001 ediciones, y charlar con él, además de hacernos fotos, claro está. Juan Royo fue el anfitrión y nos presentó personalmente a Ibáñez. Así pues, Dionisio y un servidor aprovechamos el momento para que nos hablase un poco sobre su estancia en Editorial Marco, tema por el que estamos bastante interesados. Todo lo que dijo, que no fue poco, podrá verse en una futura entrada de este blog, cortesía de Dionisio Platel.

Kalitos y Xcar, los malavideros, también acogieron con calor al maestro. Gran comentario el que espetó Xcar: ¡¡Si es el autor de Zipi y Zape!!. De contínuo, Óscar Senar le entrevistó para el Heraldo de Aragón. Después de esto fue conducido al homenaje pactado por el Salón, donde el autor recibió calurosos aplausos tras sus palabras, y recibió de manos de mandamases unos trofeos y recuerdos que seguro que conservará a buen recaudo. Tras el homenaje, aún se le pudo parar para realizar fotos con aficionados, como la que me tocó hacerle a Bernal con mi propia cámara. La megafonía anunciaba la inminente y kilométrica sesión de firmas. Gracias a Latro, que aguardaba allí, pude colarle un ejemplar de un "Guía para la vida" para que me dibujara un Mortadelo con cachirulo. La sesión de firmas empezó pasadas las 12 y a las 2 de la tarde tuvieron que cortarla, porque claro, también tiene que comer Ibáñez. Esto causó la indignación de algunas personas que se quedaron sin firma tras la espera. Justo cuando se llevaban a Ibáñez, todo rodeado de niños, y con un Otilio, de la troupe de Crispín d´Olot, deseoso de hacerse una foto con él aguardando, llegó Purita campos y marido, y todos en grupo se fueron a comer. A Francisco Ibáñez aún le quedaba firmar por la tarde en el Hipercor.

Este fue su recorrido por el Salón, un no parar, todo derroche de simpatía y paciencia para con todo el mundo. ¿Para cuándo una calle llamada "Francisco Ibáñez"? ¿Para cuando una estatua de este señor?. ¡Ya tardan!