Bueno, esto se acaba, unas navidades menos... Y para echar el broche a estas fiestas, que espero les hayan sido productivas, les traigo una curiosidad.
Todos conocerán la fantástica aventura titulada "La verdadera historia de Mortadelo y Filemón", ¿verdad?. Pues la pobre ha pasado por varios avatares editoriales.
Su primera publicación sucedió en el Almanaque para 1970 de Gran Pulgarcito, esa fastuosa revista de gran formato y contenidos de alto copete. Pues allí, en la última viñeta, el agente Mortadelo nos felicitaba las pascuas, como debía de ser.
Luego llegó su publicación en el Ases del humor número 10 (1971) y dejó de ser la "verdadera" para pasar a, simplemente, LA HISTORIA DE MORTADELO Y FILEMÓN. Y ya no se celebraba la Navidad sino el éxito de las futuras misiones, ejem.
Pero aún hubo un nuevo desaguisado editorial. Sucedió en el tercer número de Mortadelo Gigante, dedicado a la primavera (1975). Ahí se nos ofreció la historia, aún como verdadera en su título, pero al llegar a la última página nos encontramos con que... ¡No hay nada que celebrar!
5 comentarios:
No había visto yo la viñeta original... siempre me había topado con la segunda versión. Incluso en el tomo de RBA ponen ésta. En fin...
Aunque no esoy a favor para nada de estas chapuzas de bruguera/B con los bocadillos, viñetas, recortes, etc. en este caso no me parece mal quitarle este componente navideño que sólo tiene sentido en la revista en su momento y darle a la historia un poco más de "atemporalidad"... lo que pasa es que esto de "somos unos agentes súper-fantásticos" y tal es de un cursi y poco ibañezco...
También hay un cambio en el texto. Cuando Mortadelo lee la cartelera uno de los títulos es El golpe o El doctor Zhivago, según ediciones.
¡Bien visto!
Ocurre algo muy parecido al final de El transmutador biológico. Para que Bacterio no pueda decir «¡Gorditisı», Mortadelo, vestido de «pastorcillo de belén», lo usa a modo de pandereta, mientras Filemón toca la zambomba y cantan un villancico. En otra edición esta viñeta claramente navideña se convierte en un sinsentido al cambiar el villancico por la eurovisiva Enséñame a cantar.
Al margen, los colores de La verdadera historia en la última edición que conseguí (en la que citan Doctor Zhivago) son espantosos, con recuadros de texto en amarillo chillón y dibujos oscuros y de aspecto sucio.
Publicar un comentario