Hace poco ha llegado a mis manos un Olé de Mortadelo y Filemón raro de narices.
Se trata del número 83 M. 173, primera edición de Julio de 1990 de Ediciones B.
Ediciones B, cuando consiguió los derechos de publicación de todo el material de Bruguera inundó los quisocos con reediciones de la colección Olé, desde los primeros números hasta la llegada de la nueva numeración comprendiendo material de estreno. Para diferenciar lo reeditado de lo antigüo, añadieron junto a la numeración de Bruguera, otra nueva, completando con una M de Mortadelo para aclarar más el asunto. Las portadas de Ibáñez permanecieron intactas, pero las de Sagasty sufrieron el sueño de los justos y fueron sustituídas por nuevas u otras de firma Ibáñez que habían pertenecido a los Super Mortadelo. ¡Qué lío!.
Más cambios: el lomo, ahora era verde y en los números nuevos rojos. ¿Y el contenido? Pues a veces cambiaba, para acabar de desesperar al completista. (Los primeros Olé tenían más páginas que los que salieron posteriormente).
Y ahora es cuando viene lo raro sobre el Olé del que les hablaba:
Tengo una sexta edición del número 93 Olé de Bruguera, que corresponde con el 83 Ediciones B en portada (¡¡fallo de ediciones B!!), y en contenido a expcepción de dos páginas apócrifas de Mortadelo y del Sacarino que va de complemento y que antes no aparecía. Pero además el tamaño cambia, está guillotinado más pequeño que cualquier otro Olé, y para colmo la última historieta de Sacarino está incompleta, faltan páginas (ignoro cuantas). ¡¡Que alguien me lo explique!!
PD: Por cierto, 6 años entre uno y otro, y vale más del doble. De locos.
1 comentario:
Es imposible explicar estas cosas, me temo. Yo también tengo un lío brutal con las ediciones de Ediciones B, ese fallo es la guinda, pero también hay otros números que no se adaptan con la colección antigua (si bien en la reedición B es de Mortadelo, en la antigua es de Pepe Gotera y Otilio, si bien en la antigua hay varias páginas y una historia específica, en la reedición podían llegar a cambiar todas las historias y reeditar una que ya estaba presente en otro álbum, dependiendo de la edición). Por casos como esos yo ya dí por perdido el afán completista de la edición B(al menos los reeditados de Bruguera) y me concentro solo en los Olé clásicos de Bruguera, con su número bien clarito y sin cambios sustanciales entre ediciones (a excepción del número de páginas). Lo hicieron tan, tan mal los de Ediciones B...
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